La forma de ver las películas permite establecer el tipo de espectador


Un estudio sobre el consumo de películas en cine y dvd revela diferencias entre quienes alquilan o compran películas. El tamaño de la familia es un factor diferencial, al igual que el nivel educativo.
Las preferencias en el alquiler o compra de dvd desvelan rasgos socioeconómicos, según un estudio.
Para los autores del estudio, investigadores de las universidades de Oviedo y Prtsmouth, la gran ventaja en el alquiler o compra de dvd es que concede mayor autonomía a los espectadores, “no sólo en lo que se refiere a la adecuación a sus disponibilidades de tiempo, sino también a la elección de contenidos lo más ajustados a sus verdaderas preferencias”.
Por tanto, la mayor diferencia entre quien ve una película de televisión y de un dvd reside en que “mientras el primero sólo atiende al valor de uso directo de la película, el segundo incorpora el valor de opción, que permite verla en cualquier momento, así como elementos de coleccionismo”, puntualiza Fernández Blanco, uno de los investigadores.
Existen precedentes que evalúan las características de los espectadores que acuden a las salas de cine en función de la demanda (como un estudio realizado por Fernández Blanco en 1997), pero hasta ahora no se habían estimado científicamente las características de estos usuarios de bienes culturales.
En términos generales, “el consumo de vídeo presenta economías de escala en el ocio doméstico: se compra o alquila más cuanto mayor es el tamaño de la familia y es más frecuente cuanto mayor es el nivel o las inquietudes culturales de los miembros de la familia”.
Además, dice el artículo, el hecho de alquilar o comprar películas actúa como complemento de otras vías de consumo de productos audiovisuales, como el cine o la televisión.
Para Fernández Blanco, el estudio corrobora que el alquiler y la compra son dos mercados diferenciados, “pues hallamos rasgos socioeconómicos distintos entre los demandantes en uno y otro mercado”.
El alquiler de dvd revela una opción más vinculada al ocio corriente, mientras la compra tiene un componente mayor de consumo duradero.
Al mismo tiempo, señala el estudio, “los compradores son consumidores más selectivos: su nivel educativo es más elevado, declaran mayor interés por el cine en general y por los productos minoritarios o de autor, y también se interesan por otros productos culturales”.
Sin embargo, otro de los factores que más pesa en las decisiones de compra de vídeo es la presencia de niños en el hogar. De acuerdo con Fernández Blanco, “los compradores no buscan sólo un artículo de ocio sino también un producto cultural y, en muchos casos, también educativo”.
Enlazando con estos datos, el estudio sugiere que “en el mercado de venta de películas, la oferta, que deberá nutrirse mayoritariamente con los éxitos de la gran pantalla, también puede reservar un espacio para productos minoritarios como el cine clásico o de autor”, algo que no resulta tan demandado en el mercado de alquiler.
Cualitativamente, las preferencias según el género cinematográfico son, para el investigador “semejantes a las que se observan para los espectadores en la gran pantalla”. Es decir, las películas de acción, misterio y comedia son las más demandadas, mientras que los filmes de aventuras se revelan como el producto familiar por excelencia.
Han identificado también “algunas diferencias en las preferencias según el sexo. Las mujeres muestran mayor interés que los hombres en las películas románticas, los ‘thriller’, los dramas y las películas con mensaje, mientras que la situación se invierte con las películas de acción”.
Así, las mujeres alquilan más películas infantiles que los hombres, lo que para los investigadores “es un indicio de que son ellas las que están más involucradas en el cuidado de los niños”. No obstante, el trabajo no olvida que con el consumo de películas por internet aparecerán nuevos hábitos.

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